NOT

TRASMALLO SEMANAL

NOT HOTEL (Hotel de emergencia)

¿Quién hubiera pensado que Peter Mentzel, el joven de once años, visto por última vez en el Tempelhofer Feld disfrutando de un almuerzo familiar, fuera hallado, después de nueve días, en el hotel de emergencia dispuesto por la ciudad de Berlín para las personas sin hogar? La noticia de su desaparición estremeció a la ciudad: sus calles se inundaron de carteles informativos y avisos de recompensa; las fotos y los videos del niño junto a su familia —corriendo con su hermanito el inverno pasado, cocinando en la playa con su abuelo o aprendiendo a nadar con su padre— fueron tendencia en todas las redes sociales; y, los canales de televisión nacionales y los periódicos, no dejaron de mostrar toda variación posible de los pequeños ojos azules ocultos entre los rizos rojos. Los rostros —y las lágrimas— de su padre y su madre fueron reconocidos en múltiples medios internacionales después de tartamudear, una y otra vez, las pobres palabras que podían pronunciar: indefensión e ingenuidad. 

El gobierno de la ciudad, desde ese mismo día, movió a todo su cuerpo policial, a los bomberos y a los escuadrones civiles en su busca. En menos de cuatro horas fueron detenidos tres sospechosos vinculados con el tráfico de órganos, mujeres, animales y droga entre la Europa occidental y los Estados Unidos (los sospechosos siguen siendo interrogados); cada uno de los días se exponían nuevos reportes distritales: a la zozobra de la circunstancia, la comunidad respondía con esperanza y ánimo. ¿Cuántas noches no se llevaron a cabo oraciones multitudinarias? Las manos agarradas suplicaban piedad a la Providencia mientras los grupos de rescate exploraban cada lago y cada bosque de la capital alemana.

Hasta el momento, no se ha recibido una declaración oficial por parte de los padres del joven o del mismo Peter; sin embargo, fuentes cercanas a la pareja berlinesa, aseguran que su preocupante excursión obedeció pura y esencialmente al ocio y la desidia del muchacho. Testigos del reencuentro aseguran haber escuchado la siguiente frase al ser abrazado por su padre: ‘¿Para dónde me llevan si estaba feliz?’. Según la maestra de su escuela, el joven Peter Mentzel siempre ha sido un alumno ejemplar: aplicado en sus obligaciones, deportista, piadoso y defensor de los afligidos; ‘Insospechado’ fue la palabra usada por la maestra Friederike para describir el acontecimiento. 

Aún más insólita resulta la información hallada en los reportes extraoficiales de la policía. En ellos se detallan los artículos, y el animal, encontrados con el joven la mañana del 23 de mayo al ser descubierto por una anciana en la intersección de Mehringdamm y la Gneisenaustrasse; toda clase de objetos excéntricos y nocivos acompañaban su carro de campaña: perfumes y cremas cosméticas, comida refinada, un reloj y un teléfono absolutamente nuevos, pastillas anticonceptivas, ansiolíticos, antidepresivos, dos botellas de cerveza frías y empezadas, una navaja y un perro de raza —que dormía tiernamente a su lado—, fueron algunos de los elementos descubiertos esa mañana.

Varios habitantes de calle aseguran haber visto al niño recoger, junto al perro, comida en la calle que luego calentaba y agrupaba para dejarla en las bancas aledañas a su residencia. Uno de ellos, que ha preferido proteger su identidad, confesó haber llevado, por varios días —a las ocho en punto de la mañana—, un café negro al joven Mentzel, tras haberle prometido una recompensa mayor a la dispuesta en los carteles; declaró, asimismo, que, arrepentido tras observar los videos de sus padres llorando su ausencia, habló con el joven para abandonar su tarea y este había reaccionado violentamente amenazándolo con quitarse la vida y volver muerto a agarrarle las piernas cada una de las noches de su ‘cochina y puerca vida’. 

El joven Mentzel se encuentra, en este momento, en la clínica pediátrica de la ciudad donde se le practican múltiples exámenes psicológicos y médicos para conocer su estado de salud. Personal del cuerpo médico ha asegurado, en privado, que el niño goza de todas sus facultades cognitivas, y que, físicamente está en sus condiciones ideales de peso y estatura.

Es importante añadir que cada vez son más usuales los casos de desaparición infantil en las principales ciudades alemanas —como si se tratara de un juego viral—; es esta la quinta desaparición en el año tras la ocurrida el mes de abril en Hamburgo, donde la joven Marguerite Müller, de catorce años, fue hallada en las estaciones de metro de la ciudad vagando tras quince días desaparecida. Algunos políticos se han referido a la materia, dictaminando la conducta de ‘ociosa e irresponsable con el erario público (sic)’. Creen, varios de ellos, que este comportamiento es producto de un país y un mundo donde los jóvenes, cada vez más, desdeñan sus plácidas rutinas, e incluso su vida, por la falta de disciplina y rigurosidad de los padres y los estados. ‘Estas acciones deben ser castigadas. Si desprecian su educación pública y los beneficios diarios, traeremos a niños, niñas y adolescentes de Venezuela, Bolivia, Colombia y Nicaragua que sí desean y quieren aprender. Suramérica tiene su cupo’.

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